Abstract:
Durante los últimos tiempos el hecho religioso vuelve a estar presente en diversos episodios de tensión social. En general, es la manifestación externa del derecho a la libertad religiosa, la que mayores dificultades plantea. Se trata de cuestiones que tienen que ver con la compatibilidad de las obligaciones laborales con los días exigidos por la confesión religiosa, con la exteriorización de símbolos religiosos en un Estado laico o con la normativa de ordenación urbanística. Son cuestiones menores si las comparamos con las guerras de religión de otros tiempos, pero son las cuestiones que atañen a nuestro día a día, a la convivencia en nuestras sociedades. ¿Y qué es el Derecho, sino un orden normativo de la convivencia? En este sentido, con una Europa sumida en una profunda crisis, cada vez más deslegitimada por la ciudadanía y a la vez necesitada de una mayor integración, en la que el sueño de la “unión de personas” que se encontraba en sus raíces parece que forma ya parte del pasado, la pregunta que a mí se me plantea es la siguiente: ¿podremos, desde el Derecho de la Unión Europea, contribuir a la fijación de un marco normativo lo suficientemente amplio que haga realidad una convivencia plural de la diversidad de creencias existente en nuestras sociedades?