Resumen:
2.1. LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Dado que la materia que nos ocupa es el diseño de investigaciones científicas en Psicología, consideramos que una buena manera que comenzarlo es haciendo una
reflexión inicial acerca de qué es la Ciencia, qué es la investigación científica y cuáles son los paradigmas de investigación científica en Psicología.
Comenzaremos con el concepto de ciencia. El término ciencia se define como conjunto organizado de conocimientos que versa sobre un objeto determinado,
tiene un método propio y se funda en relaciones objetivas comprobables (Seco, 1999). Atendiendo a esta definición, vemos que la Ciencia se caracteriza por su
objeto y por su método. Conviene, pues, conocer más detalles de uno y de otro. El objetivo de la ciencia es explicar lo que acontece en el mundo que nos rodea ofreciendo explicaciones sistemáticas de aquellas realidades que estudia (Pizarro, 1986). En otras palabras: se trata de establecer reglas, más o menos generales, sobre el funcionamiento de la naturaleza. En el caso de la Psicología, lo que se pretende es establecer leyes generales y ciertas que nos permitan alcanzar, en la medida de lo posible, una mayor y mejor comprensión del comportamiento del ser humano. En el párrafo anterior decimos que el objetivo básico de la ciencia es elaborar explicaciones de los fenómenos que acontecen. Esto quiere decir que la ciencia da respuesta a preguntas acerca de qué es lo que está ocurriendo y por qué está ocurriendo. Las respuestas a estas preguntas son las explicaciones del porqué de los fenómenos, o, lo que es lo mismo, sus causas. ¿Para que nos sirve conocer las causas? Si comprendemos por qué ocurren los fenómenos podremos llegar a predecirlos, es decir, anticiparnos a ellos. En consecuencia, se podrá incluso intervenir en el mundo para mejorar el futuro. Ya a principios de siglo XVII, Francis Bacon propuso que la finalidad de la ciencia es la mejora de la suerte del hombre en la tierra, y, según él, esa finalidad se lograría recogiendo hechos a través de la observación organizada y derivando de ellos teorías. Para alcanzar su objetivo, la Ciencia procede de una manera especial que es utilizando el método científico. Si nos remontamos al origen etimológico de la palabra método comprobaremos que viene de la fusión de las palabras griegas metá y odós, que significan, respectivamente, hacia y camino. Así, literalmente, el método es el camino que nos lleva hacia un fin. En el caso de la ciencia, se trata de un camino que se caracteriza por la sistematicidad, la objetividad y la rigurosidad. Este método, seguido en el razonamiento científico, se conoce como método hipotético-deductivo. Una vez se ha aclarado qué es la ciencia, cuál es su objeto y cuál es su método vamos a proceder con la definición de la investigación científica. Se trata de un
proceso de indagación que persigue la elaboración de explicaciones sistemáticas, objetivas y rigurosas de los fenómenos, y que para ello recurre al método científico. Señala Kirk (1995) que no todos los fenómenos pueden abordarse desde un punto de vista científico, puesto que los objetos de investigación científica deber ser comprobables por la observación o producidos por medio de un experimento. Con esto quiere decir que hay cuestiones que no son susceptibles de ser investigadas científicamente, como, por ejemplo, la existencia de vida en otras galaxias. En este caso la razón es muy clara: por el momento no disponemos de tecnologías para observar otras galaxias distintas a la nuestra. Hay otra característica que deben presentar los fenómenos para poderlos investigar: sólo podrán ser objeto de la investigación científica aquellos fenómenos para los cuales pueda repetirse su observación o puedan volver a producirse. Esto quiere decir que un científico debe asegurarse de que sus resultados puedan ser reproducidos por otros investigadores.
Para acabar, vamos a presentar los paradigmas metodológicos o tradiciones de la investigación científica en Psicología. Cronbach (1957) en el discurso que realizó en la 65ª convención anual de la Asociación Americana de Psicología en Nueva York describió dos métodos de investigación propios de la Psicología: el método experimental y el método correlacional. Por su parte, Arnau (1995a) nos dice que en la ciencia psicológica están presentes dos paradigmas: el paradigma experimental y el paradigma asociativo (puede verse un esquema de éstos en la Figura 2.1). Según Arnau (1995a) cada paradigma se caracteriza por: (1) la formulación de una clase específica de hipótesis, (2) el grado de intervención del investigador en la situación estudiada, y (3) los procedimientos de recogida de datos. Por lo que se refiere al tipo de hipótesis, en el paradigma experimental se formulan hipótesis causales, mientras que, en el paradigma asociativo se formulan hipótesis de covariación. Una hipótesis causal puede definirse como un enunciado que establece una relación inequívoca de causa-efecto. En términos de variables, esta hipótesis establece una relación entre la variable independiente y la variable dependiente, y presenta la forma lógica Si A entonces B. Una hipótesis de covariación, por el contrario, es un enunciado en el que se establece una relación asociativa (o no-causal) entre fenómenos. Esto quiere decir que este tipo de hipótesis nos informa de que la variable A está asociada o relacionada con la variable B. Obviamente, una hipótesis causal implicará relación entre las variables, sin embargo, una hipótesis de covariación no necesariamente implicará causalidad. Según Kenny (1979) una relación será causal si se dan tres condiciones:
1. Precedencia temporal de la causa.
2. Relación funcional entre las variables o covariación causa-efecto, de manera que cuando se da la presunta causa aparece el presunto efecto y cuando no se da la presunta causa no aparece el presunto efecto.
3. Ausencia de espuriedad, que implica el control previo de las variables extrañas. Es decir, no debe haber otras explicaciones plausibles del cambio.
El segundo elemento diferenciador de paradigmas es el grado de intervención del investigador. En el paradigma experimental el grado de intervención es máximo. Esto se debe a que el objetivo de este tipo de investigaciones es establecer relaciones causales inequívocas entre las variables y para ello el fenómeno se ha de observar en un contexto muy controlado. El experimentador deberá actuar de la siguiente manera: (1) provocará el fenómeno que quiere estudiar y (2) lo aislará para que ningún elemento extraño afecte a la relación causal que está estudiando.
Dicho en términos más técnicos: el investigador manipulará la variable independiente y controlará el efecto de las variables de confundido (también
denominadas, variables extrañas). Manipular una la variable independiente quiere decir que se va a incidir directamente sobre el fenómeno objeto de la investigación con la intencionalidad de producir un cambio sobre el mismo. Controlar el efecto de variables de confundido quiere decir que debemos garantizar que los cambios observados en el fenómeno se deban a la acción directa del experimentador y no a la acción de otras variables. Este alto grado de intervención del investigador sobre el fenómeno es lo que ha originado la principal crítica que recibe el paradigma experimental; a saber: su artificialidad. Los fenómenos en la realidad no se producen en situaciones tan controladas, por lo que se puede cuestionar que las conclusiones elaboradas en este paradigma sean válidas en contextos naturales. Sin embargo, algunos autores como Pereda (1987) nos recuerdan que siempre será preferible saber algo, aunque no se pueda generalizar, que generalizar algo que no se sabe.
El paradigma asociativo se caracteriza porque el grado de intervención del investigador es mínimo. Esto quiere decir que el investigador ni provoca el
fenómeno que quiere estudiar ni lo aísla, sino que se limita a estudiarlo mientras éste sigue su curso natural. En términos metodológicos esto se traduce en la ausencia de manipulación de la variable independiente y en un mínimo o nulo control de las fuentes de variación extrañas. En este sentido las investigaciones que se realizan dentro del paradigma asociativo sortean la principal crítica que recibe el paradigma experimental: su artificialidad. No obstante, presentan un inconveniente que es la imposibilidad de establecer relaciones causales. El tercer elemento que diferencia entre los dos paradigmas es el procedimiento de recogida de datos. En otras palabras, los paradigmas se diferencian en cuanto al tipo de diseños que utilizan. Arnau (1995a) señala que los diseños experimentales y los cuasi-experimentales se utilizan dentro del paradigma experimental, mientras que los diseños observacionales y los diseños de encuesta se utilizan dentro del paradigma asociativo. Aunque ahora no pretendemos extendernos en exceso en la descripción de los tipos diseños -tema que se abordaremos más adelante-, creemos que es conveniente dar algunas pinceladas respecto a éstos.
De lo anterior se desprende que tanto los diseños experimentales como los diseños cuasi-experimentales se utilizan en investigaciones que tienen como objetivo el establecimiento de relaciones causales inequívocas. En consecuencia, en ambos tipos de diseños se recurre a la manipulación de una o varias variables independientes y al control de las variables extrañas. ¿Qué es, entonces, lo que los diferencia? El grado de control de las variables extrañas. Estas diferencias en cuanto al grado de control se producen porque los diseños cuasi-experimentales utilizan grupos no equivalentes -también denominados, grupos intactos o naturales-, mientras que los diseños experimentales utilizan grupos equivalentes -es decir, grupos que se forman al azar-. Por lo que se refiere a los diseños observacionales y al diseño de encuestas, éstos se incluyen en el paradigma asociativo (Arnau, 1995a). Se trata de metodologías mediante las que el investigador recaba sus datos sin intentar inducir cambios o introducir tratamientos. La diferencia fundamental entre una y otra radica
en que la primera se ocupa de investigar fenómenos directamente observables -en general, la conducta de los individuos-, mientras que la segunda se interesa por el estudio de procesos que no pueden abordarse mediante la observación directa -por ejemplo, opiniones o actitudes-. Esta diferencia repercute en el tipo de técnicas que se utilizan en cada caso para recoger información. De una parte, la metodología observacional se sirve de técnicas sistemáticas de observación de la conducta. De otra parte, la metodología de encuestas emplea cuestionarios, a través de los cuales se obtiene información sobre opiniones, actitudes o determinados constructos psicológicos.