Resum:
El aprendizaje de la lengua escrita, como cualquier otro aprendizaje, es un resultado conjunto del aprendiz y del entorno. Aunque seria más apropiado hablar de los entornos, en plural, ya que este aprendizaje se nutre de múltiples entornos: la familia, la comunidad cercana, la escuela, el aula. La misma multiplicidad impera en los conocimientos y habilidades del aprendiz. El presente trabajo forma parte de un proyecto que estudia la contribución del aula y de los conocimientos del aprendiz al aprendizaje de la lengua escrita (SEJ2006‐05292) pero aquí nos centraremos en la contribución de aprendiz. Nos hemos propuesto, en primer lugar detectar el conocimiento inicial de los niños en lectura y escritura y en un conjunto de ámbitos considerados clave para su aprendizaje y, en segundo lugar comprobar el desempeño de esos mismos niños al finalizar el primer grado de primaria. Aunque la construcción de conocimientos sobre la lengua escrita es muy precoz, en nuestro medio el último ano de educación infantil y el primero de educación primaria se consideran clave para este aprendizaje. Por lo tanto, evaluamos esos conocimientos al comenzar el ultimo ano de educación infantil (evaluación inicial) y al final de primer curso de primaria (evaluación final). En tercer lugar nos propusimos explicar progresos o retrocesos en el aprendizaje de la lengua escrita. Para ello, comprobamos la incidencia del conocimiento inicial y de las prácticas docentes en los logros de aprendizaje pero también las interacciones y las estrategias que los niños ponen en juego en el aula. Observamos a un grupo reducido de alumnos en actividades de aula caracterizadas por diferentes perfiles de prácticas docentes durante el último ano de educación infantil y el primero de educación primaria